miércoles, 21 de marzo de 2012





No pienso destruir esta Primavera. No tengo intención de ello. Cansado. Del Iniverno. De las hojas perennes deseando una muerte rápida. Como sus compañeras. Las que se fueron durante el Otoño. Las que están volviendo. Contándoles sus sueños. Los que tuvieron. Mientras dormían.


Las flores. Otrora tapadas por compañeras de flora muertas. Relucen. El Sol. Hoy se hace de rogar. Pero tiene una sonrisa picarona detrás de las nubes. Las nubes. De algodón sucio. Húmedas por el sudor provocado por las chimeneas y los calefactores. Que le jodan a los calefactores. Que le jodan al Invierno.


Quiero pasear por parques que no existen. Sentarme en toallas que no tengo. Ver patos de colores que no contempla nuestra gama cromática. Comer helados de sabores por descubrir. Y hacer que esta Primavera sea la primera de muchas estaciones agradable. Seguida de una inyección de sal. Un placebo. Que me ponga una sonrisa tonta en la cara. Una cara cubierta por unas gafas tintadas. Evitando al Sol. Y a su vez besándole.  


No quiero veranos esperados. En los que se pide Sol. Y después se huye de él. Pero así somos las personas. Incoherentes. ¿Y yo?. Yo soy muy persona.

lunes, 19 de marzo de 2012





¿Habrá gente que nos eche de menos?


¿Habrá alguien que me eche de menos a mí?


¿Por qué?


¿Qué es lo que tienes que hacer para que te echen de menos?


No estar.


¿Y por qué no estoy?


¿Por qué no estás?


Iba a decir que sólo Dios lo sabe. Pero qué va a saber ese. Ese ser omnipotente que nada puede.


Me acuerdo del olor a mar en Mayo. Y de alguna cosa más. O de todas.



Soy feliz. Me da vergüenza hasta decirlo.


Por esas personas que se fueron de nuestra vida.


Brindo por ellas.

viernes, 16 de marzo de 2012

Das una calada a un cigarro. El humo penetra en ti. Se pasea por tus entrañas. Acaricia tus pulmones. Suspiras y se escapa. Se aleja, se camufla entre la niebla esperando a que otra persona lo tome. Esa persona va a tener una parte mínima de ti. Porcentaje ínfimo. Bello porcentaje exiguo. Sexo indirecto. Tántrico. Normas de amor involuntario. Primera norma. No fumes. No dejes que penetren en ti. Porque estarás vendido.


viernes, 9 de marzo de 2012

Soy inmortal. Soy un demonio. Infumigable. Me escondo entre tu pelo y susurro en tu oído alimentando tu locura. No son voces. Es un hechizo. Di que me puedes matar. Dilo. Fuma. Fuma mucho. Fumígame. Hazlo. Ten cojones. Tenlos. 


En Marte estudian la posibilidad de vida en la Tierra. Y la han encontrado. Con un altísimo porcentaje de gente triste. De gente que patea las piedras con cara de compungida. Y después van a buscar la piedra para dar una nueva patada. Pero no la encuentran. Y la tristeza inunda su corazón. Y lloran por dentro. Y quieren morir.


Yo no quiero morir. Quiero tirar todas las piedras al río. Sin que boten. Porque soy así de alternativo.




La única receta para combatir la tristeza es la alegría. Soy un genio. Lo he descubierto yo solo. Y si lloras pues al menos distráete. Haz carreras de lágrimas. A ver cual toca antes el suelo. Y si pierde la que has elegido. Llora más. Infinitas posibilidades. 

jueves, 8 de marzo de 2012

Esperar. ¿Qué es esperar?. Muchas veces lo haces sin saberlo.


Cuando vamos a la consulta de un médico tenemos que esperar. Se retrasa, miras el reloj, sudas, te quejas "¡Es una vergüenza!". Pero te quedas. Sigues esperando hasta que una amable enfermera, un burlón enfermero o el propio licenciado en medicina sale para darte paso a su consulta. Y joder, no dudas, entras.


El autobús. Si se retrasa 5 minutos ya ponemos el grito en el cielo pero no movemos nuestro puñetero culo de la parada porque sabemos que lo tenemos que tomar, que no hay otro tipo de opciones.


Un caso muy distinto es el de esperar a las personas que no es lo mismo que esperar algo de ellas. A una persona la esperas con el rostro sonriente, quieto, imperturbable a las voces que te dicen que esa persona no va llegar nunca, que no es un retraso, que es que han cancelado la línea que pasaba por tus entrañas. Pero tu esperas. 


La diferencia es que hay un momento en el que te das cuenta de que esa persona no va pasar por ahí, no es como el doctor que sabes que te va a dar paso o el autobús que te recogerá cuando el tráfico se lo permita. Aquí sabes que estar ahí quieto, como una estatua de mármol renacentista pero con muecas que denotan nostalgia propia del romanticismo, es una tontería y te vas. Andas. Paseas observando cada detalle de la ciudad esperando que algún día otra persona te atropelle.




Y nadie espera a alguien que lleva subido en otro autobús tanto tiempo. Y que hace con ese autobús cosas que no tuvo cojones ni ganas de hacer contigo jamás por desajustes paterno filiales. O esa era la versión oficial.


Después de un tiempo cansado de esperar me atropellaron. Esta es la explicación que no le debo a nadie.
JA JA 


Es la risa de alguien que no entiende si ha visto una autocrítica o un reproche.



miércoles, 7 de marzo de 2012

Tus ojos son del color del agua estancada. Pero no son sucios. Son limpios y son acusadores. Son bonitos. Son lunáticos, cuerdos, insensibles, jodidamente intensos. Me das miedo, me das seguridad, me haces sentir débil y poderoso y después débil otra vez. Y giramos. No hay mareos. No los hay.


Quiero posarme en tus manos, que tengas el poder, eso es placentero. Quiero tener la sensación de que puedes cogerme entre tu pulgar y tu índice y que puedes quebrar mi espalda como si fuese un insecto. Es maravilloso. Es irresponsable. Es muy yo. Y tan tú...


Quiero tirarte a la piscina, que te ahogues en las palabras, las caricias y los susurros, susurrarte a GRITOS. ME GUSTA GRITAR. No estoy bien, me encuentro genial. 


Quiero pasear contigo en una bicicleta sin ruedas. Sobre la Primavera. La Primavera no es una estación. La Primavera es un estado de ánimo que empieza donde empiezas tú. Desde tus pies a la cabeza, desde la cabeza a los pies.


No soy un mago de las palabras, soy un abuelo con un smartphone. Pero se juntarlas. Un poco. Tal vez no. Me da igual.


Eso es lo curioso. Que todo me da igual.

martes, 6 de marzo de 2012

No me reconozco.


No soy yo.


No.




Pero es tan divertido...




Todo confluye en un centro que está en el vértice. Es curioso. Viajar al vértice para llegar a tu centro. Y que el vértice esté geográficamente en el centro de algo con forma de pirámide.

lunes, 5 de marzo de 2012

No estáis viviendo nada que no viviesen ya vuestros padres. No sois los pioneros de nada, ni del concepto, ni de la ejecución. Sois ese cigarro hecho con las colillas de los que ya se han fumado. Sois los hijos de la libertad. Los hijos del todo lo tengo, siempre lo he tenido y mis padres siempre me lo darán. Los hijos de empiezo las cosas y no las acabo, porque todo tiene que ser ideal, todo tiene que ser como a mi me gusta.


Los que renegáis del 1. Los que renegáis del 5 y los que renegáis de la letra que va después de la "L" en el abecedario. Cuando otrora eso era lo máximo. El máximo exponente de una juventud deseada. De una idea. De un concepto. Y ahora que queda. Quedan miradas al suelo cuando pasáis delante de los restos de lo que fuisteis. Una mueca burlona y un comentario para parecer ajenos a lo que allí ocurrió. Pero quedan vuestras palabras. 


No me la pegáis. No volvéis. Sois burgueses de manifestación. No me lo creo. Y no me digáis que yo soy el que escribe desde la cama. Porque lo soy. Pero prefiero ser eso al que va a la plaza a socializar y a lucir palestina. 


Y luego pasearéis frente a los restos de lo que fuisteis y mirada al suelo y mueca burlona y.... Siempre lo mismo.




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Estoy hasta las narices de estar enfermo. En mi estado civil es lo que voy a poner. Casado. Con mi enfermedad. La que sea. Soy un promiscuo que contrae matrimonio con gérmenes guiado por la desidia de mis anticuerpos. Me valen todas. 




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Creo que cada día estoy más dentro de algo que no se lo que es. Esta vez si que voy con cuidado. 

domingo, 4 de marzo de 2012

Suena dulce introducción al Caos. Las luces están apagadas y he decidido escribir. No voy a pensar mucho. Mis dedos se deslizan por las teclas. Caen como gotas sobre un charco. Como reproches y reprimendas sobre una cabeza saturada. Como hojas en un suelo que no admite ni una más.


No sé que decir. Sé todo. No sé nada. Sé algunas cosas. Otras ya las sabré. Sócrates era idiota. Sabía su nombre. O al menos el concepto de nombre. O al menos pronunciar unas palabras. Esas palabras. Para decir que no sabía nada. Era idiota. Kafka me agobia. Y todos me agobian. Y tú me agobias. Igual no te conozco. Pero me agobias. Me agobia como escribo. Todas estas palabras. Todas ellas. Encerradas entre puntos. Cada poco hay un punto. Lo sé.


He terminado. Sigue sonando. Sí. Dulce introducción al Caos. El Caos va con mayúscula. El Caos es dulce.